Camilo mi amigo así de simple, hacedor de sueños y arquitecto de realidades.... Un gran poeta de la vida en el verdadero sentido del término, me enseñaste a ver mi entorno de una manera diferente. Algún día y por una extraña razón nuestros caminos se encontraron y ese sueño tuyo llamada cátedra empezó hacer también mi sueño.
Dos veranos en Europa marcaron nuestra amistad, y en las ciudades de Cerdá, el varón de Haussman, en los laberínticos canales de Venecia, y desde Algeciras a Estambul, como la cancion de Serrat, tuve la suerte de conocer al gran ser humano que había detrás de ese intelectual de la arquitectura.
Aprendí que se puede ser ciudadano del mundo, si sabes contemplar un atardecer desde los campos de Marte, aprendí que para ser madrileño debes tapiar y tomarte una caña, aprendi que sí quieres conocer una ciudad, la debes caminar... Y caminar una y otra vez..
Entre cada tren y cada estación, entre puertos y barcos, aprendí a amar el camino sin pensar a donde me llevaba...
Hoy después de esta última estación en París, siento que no soy el mismo, gracias al hacedor de sueños, al arquitecto de realidades que es mi Cami, como todos osamos llamarte.. Pero es cierto ya todos tenemos algo de Cami algo de andantes, algo de amantes del camino....
Hoy ese camino se hace difícil pero todos vamos en este tren y todos vamos en busca de esa nueva Catedra.... Que sólo espera tu presencia... Toda mi corazón y amor para mi amigo Cami....
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