Nathalie

Hoy me acabo de sentar acá al frente del computador, en uno de los días más largos que vaya a tener, cuyas horas se extenderán por seguro hasta mañana. Voy a empezar la tarea de remate de uno de esos esquizofrénicos trabajos que los arquitectos llamamos concurso y que son parte de nuestro amor adictivo por una disciplina hecha un 50% de quimeras maravillosas, que quieren idear nuevas maneras de hacer. En este día interminable de 36 horas, antes de iniciar, antes de hundir la primera tecla de mi computador, pienso en Cami y en su fe ciega en nosotros y en nuestros proyectos. Cualquier línea que hago me recuerda este compañero incansable de sueños, que siempre nos ha alentado y dado su voto de confianza, que ha sido nuestro compañero inseparable de dibujos, debates, proyectos que parecían irrealizables. Hoy no estas acá con nosotros metiendo tu mano de líneas sueltas y delicadas en estas planchas, pero Cami: quiero que sepas que hoy iluminas cada trazo que me sea dado realizar, y que espero tengan un poco de la belleza y la audacia de tus gestos formales y de tus espacios inventados, que ofrezco toda esta energía de trabajo y su producto por tu recuperación, como un clamor al universo por tu compañía. Nuestro trabajo que está hecho de ideas y de riesgos y de materiales intangibles que tienen vocación de realidad, así son nuestros deseos por tu salud, sueños que llevan implícita la vocación de ser reales. Un edificio que surge de la nada, gracias al trabajo en equipo, al amor en la factura, en el hacer, está al frente de la gran obra de nuestro amado maestro Rogelio, tanto que aprender de El, de su legado... Ese trabajo amoroso es nuestra ofrenda para tu sanación, ofrezco cada pequeño trazo, casa idea,  cada boceto porque a través de ellos reconstruyo nuestra historia de amistad, de aprendizaje, de crecimiento, de admiración por los maestros. Este trabajo se va no a concursar para ganar, sino a contar que hemos creído en una manera de ver la vida y de aprender del mundo, y que en esa manera particular, dejamos de ser niños y nos hicimos hombres contigo al lado y que de esa manera ofrendamos al mundo, devolvemos humildemente lo que nos enseña cada día. Va por ti amigo del alma!